Acoso
Camina por Santa Fe con las manos en los bolsillos del sobretodo. Todavía no se dio cuenta de que lo está siguiendo. Se detiene por un momento cuando llega a Billinghurst pero en seguida acelera el paso y cruza justo antes de que pase el taxi. Escucha el bocinazo, gira la cabeza y le dedica al chofer un par de puteadas. Camina algunos pasos más y ella, que cruzó detrás de él, le roza el pelo. Lleva su mano a la nuca y se rasca brevemente sin dejar de caminar. Ahora le toca la oreja. Con una mueca malhumorada gira y la ve. No duda en arrojarle un manotazo que ella esquiva ágilmente. El segundo intento de ataque es más efectivo: una palmada sobre el antebrazo donde se acaba de posar, y a la mierda con la mosca.
1 comentario:
un texto breve que despista,pense cualquier otra cosa antes de ese final...
te agrego como link a mi blog.
besos!
Publicar un comentario